lunes, 23 de febrero de 2009

CASUALIDADES



El cineasta y cómico británico Terry Gilliam tiene previsto retomar el rodaje de su último proyecto, ‘El hombre que mató a Don Quijote’, ocho años después de que lo pusiera en marcha en España.

El reparto lo completaban nada menos que Johnny Depp como Sancho Panza y Vanessa Paradis en la piel de Dulcinea.

En el año 2000 Gilliam se vio obligado a suspender el rodaje del film al ser intervenido quirúrgicamente de una hernia el actor francés Jean Rochefort, quien iba a encarnar al ‘caballero de la triste figura’. Además, el rodaje de la película se vio trastocado por otra serie de imprevistos y accidentes.

A pesar de todo el ex miembro de los legendarios Monty Pyton se muestra con ánimo de continuar el trabajo dejado atrás, “esto va para adelante, cuando Johnny (Deep) esté listo, nosotros también lo estaremos”.

Gilliam confía en que su Don Quijote vuelva a cabalgar y a deshacer entuertos “en algún momento del próximo año, antes del verano”. Y aunque hace poco adquirió los derechos legales del guión original, el cineasta ha decidido empezar de nuevo el proyecto: “Lo vamos a rodar otra vez completamente”.

Según explica, todos estos años de intermedio le han enseñado a escribir mucho mejor sus películas, y añade: “Me entusiasma que se vaya a llevar a cabo finalmente”.




NOTA:
-Bueno, esta noticia la he encontrado husmeando por ahí y, me alegra que este gran director Terry Gilliam, lleve este proyecto adelante. Si por un casual me necesita como colaborador, no tendré ningún inconveniente en prestarme a sus servicios. Como dijo nuestro compañero de fatigas Oderfla o Alfredo, el soñar no cuesta nada, de echo la vida bien podría ser un sueño.

viernes, 13 de febrero de 2009

BASALTAR Y SU RAZÓN cap 26





Pesadilla, de este hidalgo caballero Don Quijote, dando bandazos en su cama, de un lado para otro de una vieja posada o fonda de carretera, como cuando en otros tiempos hacia trizas los pellejos con su espada, derramando vinos entre los sueños de su antesala, como quien derrama justicia en canela y rama. Pues difícil conciliar los sueños en alquimias y demás frustraciones que amparasen su alma. Al pié de su regazo, su escudero, todo muy preocupado en socorredlo en sus malos sueños.

-¡Mi señor! ¿que os pasa, que ni des te lado y otro de la cama con nada descansa?

Pero caballero hidalgo erre que erre, dando palos de ciego entre los sueños por el mundo entero.

-Bueno, parece que al otro lado de los sueños rendís batalla y, por de los movimientos no parece que estéis venciendo...¡Señooor! ¡Un vaso de agua mi señor!

Que ni por esas, seguía esta vez maldiciendo en sus oídos silencio.

-¡¡¡MI SEÑOR!!! ¡¡¡ DULCINEA DE PODRIA HACER ACTO DE PRESENCIA!!!

-¡Queeee, decís! ¿que pasa? ¿que alboroto armáis en los descansos de mi huesos?

-Bueno, lo de los sueños, pase, pero de los descansos, mejor lo hace el minero que pica en la mina, que hasta los rincones domina, pero usted mi señor, parecía en sus sueños pelearse con dos leones negros como el azabache y, por las arremetidas, que estos de leones tenían mucha hambre. Y, más que hambre, añadiría que de un lado para otro de su alquilada cama, usted parecía una pelota por las idas y las venidas del tiki-taka, des tos leones en una de sus garras.

-Sancho, en la providencia de los sueños, he visto la caída del hermano ciervo, caída sin compasión ni oportunidad de salvar su vida, tanto es así, que mías hago sus heridas. Tan bello animal, que rime las laderas de la montaña, que dibuje los bosques mas bellos del atardecer, cuando la luz este quebrada, cuando el ruiseñor con su canturreo le saluda, templando le su corazón, por que ni moros ni cristianos hay a la vista que frene la tranquilidad de su vida.

-Que yo sepa, mi señor, que de tiempos atrás de le tenían de manía al pobre Bambi.

-Sancho, ¿me acercáis un poco de agua?

-Si, mi señor, que entiendo que al otro lado de los sueños tambien se de pasen necesidades.

-Llegará un momento en esta vida Sancho, si no se aprenden lecciones, que al ser humano que habita en esta tierra, al igual que el perro se sacude sus pulgas, la tierra de la misma forma nos sacuda. Ingrata es la justicia, lenta es la justicia, escasa de moral tiene la justicia.

-De quereis decir mi señor, que la justicia tenga más pulgas que del perro pulgoso.

-No, Sancho, quiero decir que aquella nación o país que dicha justicia no la necesita, que no se le amontona, que no hace huelga, que no se compra por dinero, que los valores morales están por encima del poder único, ese es precisamente un país justo.

-¿Y, los ciervos campan a sus anchas mi señor?

-Si, Sancho, por que animales y humanos hablan un mismo lenguaje, viven en los equilibrios de la sabia naturaleza sin alterarse.

-Que de bonito, que los niños jueguen con los Bambis.

-Precisamente, de esos niños felices, cuando mayores no se harán fríos y calculadores como lo suelen hacer los cazadores, mimetizandose con los terrenos, para confundir con el engaño a bellos animales, pues se dice de los tiempos socráticos que por los frutos los conoceréis. Se podría dar el caso que para el falso Pinocho, en esa cacería se le haya disparado con pan de higo, igualmente con ese mismo pan de higo se dispare a corporativos millonarios que paguen fianzas y, solo, solo a humildes trabajadores paguen las condenas entre rejas, igualmente en libertad con el aumento de sus impuestos de sus escasos sueldos, disparandoles plomo en fundas de hojalata. Solo así, se da el caso en tiempos de "Los Miserables".

-Mi señor, ¿de toda esta gente, que este de pensando en el día de los enamorados?

-Mucho me temo, que si no arrancan la mirada de su ombligo, jamás tengan una mirada complaciente para la hermosura de una rosa.


lunes, 2 de febrero de 2009

EL MURCIÉLAGO cap 25






Aún, por tierras de levante, donde los limones y naranjos bailan en equipo, repartiéndose cócteles de aguas con granizo, para alegría de tan valiosa mercancía que una vez simbolizó, como naranjito en un mundial, aquí local de fútbol. Dieron algunas vueltas en circulo por esta geografía, divisando algunos castillos medievales bien conservados.

-Mi señor, des tos castillos en las alturas de los cerros, que bien hondean el color de sus banderas.

-Sancho, que sepáis que la misma brisa de los vientos que acaricia las criles de nuestros rocines, sea la misma que a hurtadillas mueven sus banderas, adornando sus castillos. El viento que no entiende de clases ni rangos, azota a todo por igual, ya sea suave o intenso.

-Pero, mi señor, del cuento de los tres hermanos cerditos, de sus casitas se dice que con el mismo soplo del lobo, no a todas las arruinó del todo.

-Cierto que lo diga un cuento Sancho, la realidad que no sea muy distinta a diferencia de elegir libremente los cimientos y solidez de una humilde casa, que si esta se cayese que la culpa no se la echen al pobre lobo, pues quedan menos por ser pocos, más será de escasos bolsillos se conformen con la escasa calidad de sus ladrillos. Destos castillos que contempláis tienen la robustez de una cueva, pero como en el cuento del los tres cerditos, aquí tambien tenga sus diferencias, pues de común tengan que las habite el murciélago, que además de ser mamíferos: los unos necesiten la noche para cazar mosquitos, los de dos patas, necesiten 24 horas para espiarse hasta de los dientes la marca de su pasta, sea para doblegar una sonrisa, sea para ocupar la silla del que se fue a Sevilla.

-Y,¿ de moros y cristianos, de sus celebraciones?

-Negociaciones Sancho, negociaciones se dieron en reconquistas de aquellos años, que igual luchaban juntos que separados, como negociando el poder en el tablero del ajedrez. Es bueno que se cuenten las verdades del famoso Cid campeador, como la de los papas del Vaticano de su misma época y siguientes centenarios, que de los que esconden la verdadera historia, actúan como el señorito del cortijo, diciéndose que todo lo que a la vista tengo es mio.

Siguiendo por una de aquellas laderas, con velocidad escasa en las herraduras y pezuñas desgastadas de Rocinante y asno acompañante, seguían con sus oratorias, discursos de hispano parlantes, erguidos, sintiéndose los dueños del espacio y, la rima de la brisa que a la intemperie no descalifica.

-Entonces mi señor, el sol madruga por este levante, de sus murciélagos, sean tempraneros en coger los primeros sueños.

-Si, pero en la búsqueda de sus alimentos en todos los relojes marcaran las mismas horas del tiempo que dure su cena. Pero he de deciros, que el sol que por aquí amanece, sea de algunos hombres de sus malas costumbres, de querer meterlo en un saco, como el queso metido en una cubeta de mimbres.

-Está claro mi señor, así con el sol metido en el saco, los pobrecillos de murciélaguillos tendrían medio día para la cena y otro de mediodía para rece na, pa que le den premio de ecologista a ese hombre de la avaricia.

-¡Sancho! el sol no se puede meter en un saco, no hay ni esparto, ni lana de oveja suficiente para confeccion de dicho saco, el sol en tantos siglos se ha mostrado distante y escurridizo, por no fiarse ni de su presumible sombra, que de producirse esta, ya le vendría aplicada su sentencia que, para nosotros nos vendría la definitiva y gran despedida.


Pero que casualidad, que en aquel lugar se producía un eclipse solar, en medio de aquellas laderas de naranjos y limones les sorprenden, a esta pareja con sus sermones.

-¡Mi señor! ¡que siendo de medio día, con cielo despejado que, de me parece que alguien lo quiera meter como un queso en su saco!

-¡Por cien mil gigantes cíclopes que esto me mosquea! ¡¡¡QUE HA HECHO ESTE CABALLERO ANDANTE Y, SU ESCUDERO QUE LA PROVIDENCIA LES TRAICIONA!!!!!!!!

Tal providencia se le sumaba a dicha causa que, un anciano montado en su campera (moto guzi) rodando por la comarcal carretera, cargado de un saco de naranjas, se tropezase con este par de caminantes. Que Don Quijote no se pensó el darle caza con su lanza.

-¡¡¡AAAHHH, DIABLO, LADRON DE LA LUZ QUE GUIAN LOS BUENOS PASOS INTENCIONADOS!!!! ¡¡¡DETENEOS Y DEVOLVER EL SOL DEL UNIVERSO!!!

El ancianito, bien educado que no tenia prisa por nada, que por mas que frenar su vida, prefirió frenar su moto.

-¿Che, que quieren ustedes? ¿es que son dueños de la finca donde cogí estas naranjas?

-¡¡¡Abrid el saco y veamos de que están echas esas naranjas!!!

A, Sancho que no salia de su asombro, los ojos les hacían chiribitas viendo al anciano como se prestaba ha abrir su saco sin importarle la posible perdida, pues bien sabia que de naranjas se podría hacer con otras tantas en cualquier esquina. Una vez confirmadas que lo que llevaba el saco eran naranjas.

-Miren ustedes que naranjas que parecen soles, son autenticas de Valencia, que estando tan cerca y mi escasa pensión, me ayuda a tirar con mi viejita por sus ricas vitaminas.

El eclipse de sol se iba despejando y, de nuevo amanecía el día, que dicho anciano después de recibir las oportunas disculpas, este les regala cuatro naranjas y se despedia.

-Mi señor, destas naranjas o destas tierras que tienen magias ¿que clase de bromas se gastan que sean redondas como las naranjas?

-Sancho, comeros una de estas naranjas y encontrareis respuestas...

jueves, 22 de enero de 2009

EL ULTIMO ZAPATO cap 24







"Por el camino verde"

"de camino verde"

"que va a la ermita"

"camino verdeeee..."

-Sancho, si esa hierba verde tiene oídos, sin duda, le cambiareis la letra, de haberla convertido en amarillenta y seca en vuestro estribillo.

-Mi señor, queda claro que, ni me den premios rancios, pero que a falta de goma de mascar, tarareo lejos de un jurado que, siempre será mejor pisar huevos con zapatos, que descalzos.

-Si es por falta de calzado, con que en intenciones pongáis cuidado, daros por perdonado, que de premeditados y alevosías llenas están las estanterías.

Siguiendo la linea de playa, fueron a parar a un restaurante en los limites de Murcia con Alicante, que dicho restaurante se llamaba "R. La Pradera" pararon allí, el aspecto rústico de la última aventura seguía, más cuando la linea de vida que este par de aventureros, en el tiempo leían temperaturas.

-Que bien huelen mis narices que, me dicen que no sean perdices, sino cordero asado con guarnición, patatas y bien adornado.

-Sancho, no os niego, sino afirmo que finos estáis en olores y de gustaciones. Hagamos un alto en el camino y, entremos en esta posada, repongamos fuerzas y alientos, pues como dijo el poeta, andando se hacen los caminos.

Dejando atados a sus rocines a dos ruedas de carreta de adorno en la entrada, más siendo hora de medio día, el dueño del local los recibía.

-¡Los que faltaban! pasen y sienten se como en su casa.

-¡Buenos días tengan vuestras mercedes! en esta humilde posada, queremos tomar un bocado, para coger unas agradecidas calorías y seguir caminando, pues dios es agradecido con quien es sirviente de, quien arregla entuertos, dolores de cabeza y, otras fiebres.

A Sancho, la boca se le hacia agua.

-Eso, eso, de que a caballo regalado, no se le mira el diente.

Y, añade el restaurador.

-Miren, es temporada baja y, como veo que son actores en paro buscando promoción, les invito para que hablen bien de este sitio. Les sirvo cordero asado y una ensalada ilustrada.

El dueño del restaurante, presumiendo que eran dos actores en paro, haciendo muy bien su papel pensó que, quien mejor para hacerle propaganda en todos los lugares de España. Justo enfrente de la mesa de estos dos caballeros invitados colgaba de la pared un lienzo, la figura de un señor caminando descalzo con sombrero de paja y, sobre el hombro sujetaba una caña, de cuyo extremo colgaba un hatillo o bolsa de escasas pertenencias. Don Quijote no le quitaba ojo.

-Sancho, ahí en ese lienzo hay un caminante, buscando la dicha de la vida.

-Mi señor, descalzo andando, más que la dicha, los pies le encuentren las heridas.

-¡No! ¡miren! este lienzo, me lo regalo un bohemio que pasó por aquí y yo a cambio le regalé una buena cena.

Acabada la comida, Rocinante y su compañero hicieron buen acopio de macetas y, demás jardinería que, dicho restaurador no se percataba en ese instante, despidiendo a este par de aventureros. Metidos en tierras de Alicante.

-Mi señor, destas tierras son las de los turrones de Jijona.

-Si, Sancho, además de juguetes para niños, sobre todo el calzado, para que en él, las almas tengan descanso.

Llegaron asta el pueblo de Elda, entrando por la Avenida de Ronda, ya en la Plaza Mayor, Don Quijote se dirigió hacia un grupo de hombres que fumaban como descosidos.

-¡A la paz de dios sea con ustedes! ¡bendita sea esta plaza que os abriga y contempla!

-Buenas, las tengan ustedes tambien.

No era celebración de moros y cristianos, pero resultó curioso que el caballero hidalgo con su escudero apareciese por allí.

-Buena hermandad presumo de todos ustedes aquí reunidos, no siendo fiestas de guardar ni domingo.

-Si, somos buena hermandad, pero en paro después de haber trabajado en el calzado.

-Ahora lo entiendo Sancho.

Y, como si se tratase de un mitin de campaña electoral, Don Quijote les dice en medio de la plaza.

-¡A, los desta Plaza bella, aquí reunidos! ¡yo os digo que el mundo entero arrojó sus zapatos al fantasma calavera, zapatos de cuyo peso han soportado las ingratas injusticias y presiones que, se ha preferido andar descalzos como niños, para ver el día claro de nuestra inocencia, pero las heridas producidas en ese caminar, en el horizonte se divisa el color púrpura de una esperanza de ungüentos bálsamos.

Unos, decían bravo, otros reían, otros con hipotecas hasta las orejas hacían amagos de soltarse los zapatos y lanzárselos, pero solo en intentos se quedarón. Lejos de aquel lugar.

-Mi señor, si de la hierba verde que se quede amarillenta y seca de cantarle mal, la del color púrpura ¿le pasará igual?

Con el entrecejo fruncido, a Don Quijote mutismo total.

-Bueno, yo, por si las moscas de vuelan, me pido zapatos de gamuza azul.

viernes, 16 de enero de 2009

OCTOPUS cap 23






-¿Que rumias Sancho?

-Mascando tabaco mi señor, ensayando pa cuando me cruce con el perro pulgoso que, me roba y mata las gallinas de mi corral, de escupirle en la cabeza.

-Sabed mi fiel escudero que, como el perro del hortelano siempre anda suelto, de ese calibre se dan mercenarios que reciben sueldos contra puestos, de igual vengan de árabes que de cristianos, no a muy lejos de aquí tuvimos ejemplos.

-Mi señor, ese reino de micomicón se hace de muy de rogar y, hasta de largo en el tiempo que de mis uñas la impaciencia las dejen cortas.

-Fija os bien en Rocinante y vuestro burro, su firmeza, docilidad sin protestas, seguros y confiados de quien los guia, pues con el trato que le prestamos, bien saben ellos que les adoramos.

Continuaban por aquellos caminos polvorientos y secos, hasta se habian deshecho de los alquitranes y, plumas.

-De cuanto amor sabe hablar mi señor que, hasta las piedras las pone de contentas, que de tan enamorao de su Dulcinea, sienta el reúma celos de sus huesos.

-Sancho, todos tenemos un viernes que nos sirve y hace compañía para que los diálogos en esta nuestra perdida isla de la vida, presumiendo de las buenas intenciones, da igual la raza que, religiones, cuando el choque de ambos caminos, nos vislumbre la claridad de nuestra ceguera espesa. ¡Mira tu, mi fiel escudero! que hasta la bien avenida Santa Teresa de Jesús, escapaba de ella misma para satisfacer los encuentros que no le daba la iglesia, que hasta en El Lazarillo de Tormes, se hacia el ciego para compartir las uvas en compañía.

Rocinante y su compañero de cascos ya estaban muy acostumbrados a ese tipo de diálogos bastante relajados.

-Pero tambien os tengo que advertir que hay otro tipo de compañía arraigada y ególatra que, es tan fea como el pulpo de la pescadería, con perdón de este animal sabroso como el mismo y honrados los encargados de este oficio.

-¿De que sean tan feos como los pulpos, sea la causa de las maldades en el mundo?

-No Sancho, a lo largo de la historia, el aprendizaje de la fealdad maléfica de corazón de octopus se ha perfeccionado, sus tentáculos son flexibles, escurridizos que abarcan largas distancias, atrapan, quitan y ponen según intereses, con gestores con la habilidad de sembrar cortinas de humo para salir airosos de unas leyes flacas y la ignorancia de gobiernos consentidos, es por eso que los presidentes de los gobiernos hayan echo las carreras de derecho, que sepan acariciar la suavidad de los tentáculos y al mismo tiempo hacer promesas de pandereta, desta manera, globalizada está la tierra.

-¿Y, este enemigo tan feo como el mismo, como se le combate, mi señor?

-Ha de ser, con un lenguaje cinético, pues se hizo enemigo con la velocidad premeditada de engordar unos bolsillos viciados, desproporcionadas son sus almas vacías que, quieran equilibrar con riquezas repartidas en la tierra para todo ser humano con derecho divino.

Siguiendo por rutas del mediterraneo, en una llanura, se fueron a topar con un globo a punto de despegar, globo que hacia desplazamientos con su firma de patrocinio y, un letrero grande que decía "Por un mundo mejor".

-¡Mi señor! ¡un globo y de sus globalizadores!

-Por cien mil ojos tuertos, que tenéis razón! ¡sea mi impaciente espada quien resuelva este entuerto!

Corrieron hacia el globo que se disponía a despegar, Don Quijote con su espada en mano y, lo que se podría llamar espuelas en su caballo y Sancho al trote con trote, mas que todo por la curiosidad. Los pilotos del globo intensificaban el calor de la llama mediante la llave de válvula, llama para dicha elevación, al momento que Don Quijote golpeaba con su espada las cuerdas que sujetaban dicho globo.

-¡Pero estas loco!

Decía uno.

-¡Ja ja ja ja ja! ¿de donde han salido estos?

Decía el otro.

-¡Que va en serio!

-¡Coño que si va en serio!

-¡Salta que nos deja ciegos!

Alejaron se de allí estos dos pilotos y, Don Quijote en compañía de Sancho en mancillaban a dicho globo, tanto que rompieron algunas cuerdas, globo medio inclinado prendió con las llamas que calentaba el aire, desprendiéndose el canasto y, quedando se este entierra, el resto del globo en llamas se elevaba rápido hasta el cielo desapareciendo como si antes nada hubiera existido.

-Mi señor, los deglobizados corren entre sus piernas su rabo y, de su globo ni rastro. Esta de seguro que es, la velocidad de cinética que resuelve los entuertos de bolsillos engordados saltándose los semáforos.

-Mi fiel escudero, cuando la avaricia se hermana con la velocidad especulativa, la burbuja como pompa crece, elevándose los precios no sudados en pilares inexistentes, bien para caer empicados, bien para subir a los cielos, desapareciendo el esfuerzo de una social comunidad, para asegurar los paracaídas de los pilotos que se niegan a tener los pies en la tierra.


jueves, 8 de enero de 2009

TABERNAS cap 22




..."mona lisa" "mona lisa" "mona lisa"

"de asido mia mor"

"mona, mona lisa"

"lisiame con ardor"

-¡Sancho! ¿a que, a quien cantáis con lisonja?

-Mi señor, con tanto correteo, por estos de caminos polvorientos y secos yo, me entretengo, que de seguro, por destas laderas perdimos los rumbos entre aloeve y chumbos.

-Que sepáis y entendáis mi fiel escudero, que habéis interrumpido las lágrimas que lloro por dentro.

-¿De que llora mi señor, que yo no sepa de tristezas compartidas? ¿a caso, no vamos de la mano?

-Sancho, lloro por el correo que me envían las estrellas...snif,,snif, snf. He sentido en mi corazón, las lágrimas caídas de la estrella.

-¡OOoooh! ¡mi de caballero que habla con las estrellas! ¿que le dicen? ¿que le cuentan?

-Sancho...la misma estrella de David que en otros tiempos lloraba a su pueblo hebreo, por la ceguera de algunos hombres, esta misma ceguera colérica se ha apoderado de este mismo pueblo, pasando de víctima a verdugo y su estrella llora con el mismo sentimiento, que lo hacen madres y niños, pero el forajido, alienta esa ceguera, ceguera que traspasa fronteras en forma de neblina, para sembrar dudas en la penumbra. Tenemos que andar con cuidado Sancho, de estos terrenos los forajidos les son muy conocidos.

Tras un rebote que a bien se desfoga Don Quijote, aun caminando por tierras de Almeria, dando bandazos de un lado para otro, la estrella que dijo ver, los guiaba hasta una villa de Tabarna, famosa por tener un pueblo, al igual que las películas de western americanas y este par de cuatreros hacen su entrada, un poco rara.

-¡Sancho! ¡prestad buena atención! ¡cubre bien tu flanco derecho, que yo, cubriré el izquierdo!

-¿De que pinta tienen estos forajidos mi señor, que no nos pillen desprevenidos?

-La misma pinta que el Caín que mató a su hermano, por las envidias, estupideces, religiones malavenidas, por decir la mía es mejor que la tuya, pero sobre todo, en el fondo de sus ojos alberga el mas grande de los miedos, perder todo aquello acumulado que, por la ley natural no lo han sudado.

-¡AH! ¡ya lo cojo mi señor, unos ladronzuelos de cuidado!

Se iban acercando por la calle principal, que justo en frente, se encontraba la cantina del pueblo que algunos turistas tomaban su café mañanero o martini de las doce. Las demás personas que paseaban, al ver a estos tambien cuatreros, pensaban que formaban parte de algún número por lo mas parecido del caballo y burro, que se apearon justo enfrente la cantina, amarraron a sus rocines al palo horizontal y Don Quijote muy decidido acompañado de su escudero, con su lanza en mano da un portazo a la portezuela de vaivén y añade.

-¡COBARDES! ¡SANGUINARIOS FORAGIDOS! ¡QUE A TODO UN PUEBLO TENEIS SOMETIDO! ¡DAD LA CARA SI ALGO DE HOMBRES OS QUEDA Y TORCIDOS! ¡QUE YO ENDEREZARÉ CON MI LANZA Y GESTO FRUNCIDO!

-¡De ladronzuelos! ¡piratas! ¡cobardones!

Fue tal la sorpresa, que cantineros y demás turistas rompieron en aplausos y,varios ¡bravos! que en la otra calle todo un público que miraba uno de los números de cuatreros que, se enfrentaban a un duelo,para recreo de un público, apartaron la mirada y esta fue dirigida hacia la cantina. Estos actores que hacían el papel de un duelo, se vieron por un instante ignorados y tambien quedaron expectantes hacia dicha cantina. El encargado de la cantina dice...

- ¡De puta madre! ha sio cojo nudo, veráis toda una sorpresa que aquí nadie nos había avisado, pero el número chapó por, el que lo haya ideao,disfrazados de Don Quijote y Sancho panza.

-¡Perdonen vuestras mercedes! ¡Don Quijote no se disfraza, no hay traje mas que el que veas que cubra este corazón!

-¡De igual que el de mi amo yo lo visto con este sayo!

De nuevo el público de la cantina, mas el de la calle del duelo que se habian acercado a la entrada de la puerta, rompieron en aplausos, tanto que Sancho con disimulo hacia reverencias de gran actor de teatro y, Don Quijote que no se dejaba impresionar por que en su mente tenía idea fija, añade y dice...

-¿DONDE SE ESCONDEN LOS CAOBOYS QUE HACEN LLORAR A LAS ESTRELLAS?
¿QUE REINO DE LA COBARDIA LOS ACOGE QUE COMO RATAS SE ESCONDEN?

-El público turista, esperaba espectante la respuesta que se hacia de tardar y, los del duelo que se habian quedado mas solos que la una, viendo que perderían su trabajo por la competencia se prestaron ha improvisar, con los puños de las manos y a ellos se acercaron diciendo...

-¡Nosotros somos los forajidos coño! ¡ni pistolas ni lanzas! con los puños arreglemos este entuerto que los puñetazos no son tampoco de guión.

Como era de esperar los cuatro enfrentados y rodeados por los turistas, bien la prepararon, los golpes que recibieron Quijote y Sancho, eran tan reales, como los quejios que salían de sus alientos, todo tan real, que el público una vez mas rompió en aplausos y bravos, que para rematar el número, fueron alquitranados y emplumados, montados en sus pacientes animales, golpeados en el trasero equino alejándose de allí, seguramente, uno de los mejores números que pasó por allí, mas tarde y lejos.

-Mi señor, de tan valientes que nos hemos de presentao, salimos escaldados, alquitranados y empluma os como las cobardes gallinas. Ahora, si que tengo unos buenos motivos para los lloros.

-Sancho, tu que de noble te presumo, con alegría recibe las lágrimas que salen de tu corazón, que yo reciba de las que lloran las estrellas, ellas albergan el reflejo de todas nuestras tristezas.


viernes, 2 de enero de 2009

TIERRAS DE MERCADERES cap 21





Atravesando llanos y montañas dos fieles al compromiso, sin darse descanso a las obligaciones que se firman en el alma de un contrato, aparecen por las tierras de Almeria, áridas, secas y demás filantropías.

-Mi señor, destas tierras que están tan secas, peleadas parece que lo estén con la lluvia, como la nuera con la suegra, que recela la mayor de su "fruto" a los malos descuidos.

-Sancho, los descuidos obedecen a la ignorancia, igual en los excesos, en la confianza, pero la madre naturaleza que es sabia, entiende de los equilibrios que, si no llueve en estas tierras, en la misma demanda lo hace en otras, para que se diga siempre que, la botella este ni medio vacía, ni medio llena, siempre en la justa medida.

-¿Y, dice mi señor que en estos lugares, de se dieron las primeras mercaderías?

-Cierto es Sancho, que yo lo diga y no me lo haya inventado, pero en el mismo punto de los equilibrios de la nuera y suegra antes mencionados, sean los mismos equilibrios que tenga el nivel del mar con la tierra, que una mano la puedas mojar y al mismo tiempo la otra la tengas seca. Que la mano derecha no sepa de su hermana izquierda, pero ambas por separado, presuman de las mejores intenciones y nobleza del otro lado.

-Bueno, bueno mi señor, de una cosa estoy de seguro que, de mi mujer y mi suegra, de si a la vuelta que se me hace de larga, no le llevo las fortunas prometidas, les han de faltar manos para soltarme de palos con las dos manos compinchadas y de una misma cosa enteradas.

-Mala fortuna y desdicha predicáis en los cimientos de las mercaderías de colonos y fenicios, Sancho, a lo menos que, de tus ilustres damas están unidas por la misma empresa y, ese que ya es un buen comienzo.

Mientras caminaban con una muy buena luz solar, con sus siempre dóciles Rocinante y el noble pollino, siempre guiados por donde sus primeros estiramientos hace el sol que, fueron a toparse con una extensa llanura de, estación de placas solares como medio de obtención de energía.

-¡Sancho! ¡he ahí un milagro de la naturaleza! fija os bien los resultados de los abusos desmedidos que alto precio se paga.

-¡Mi señor, que desto que me resulta raro y la primera vez que se vea!

-Como podéis apreciar Sancho, esto son un conjunto de olas a un solo toque de nota musical, que abusando de una de sus notas de la partitura musical en el lenguaje de las olas, haciendo fijación en una sola mirada hacia el sol, la divinidad del altísimo, mando petrificar estas olas como castigo por los abusos desmedidos, así como igualmente se rompe la hilaridad de los sonidos creados.

-Mi señor, que no entiendo de olas, pero estas de petrificadas, muy a pesar de los pesares que están muy bien ordenadas.

-Sancho, ordenadas y prisioneras me quedó decir, que como penitencia devuelven la energía prestada por el Sol que, en su naturaleza se nos presta generoso y complacido. Pues fue, en el mar mediterraneo, en todo su perímetro generoso, donde las sabias olas amigas de las brisas acariciaron las velas de los mercaderes, que guiados por sus nobles necesidades, en sus corazones albergaban las mejores notas musicales, rimando estas con el sonido de las olas.

En ese continuado caminar, un poco de agua no les vendría mal, que media hora mas tarde se encontraron encima de una meseta, donde la geografía seguida mente escalonada, dibujaba una llanura de invernaderos o mar de plata, para la sorpresa presumida del generoso escudero que, con mucho asombro y curiosidad le despertaba tanta plata acumulada, pues se tiene por persona de muy puestos los pies sobre la tierra.

-¡¡MI SEÑOR, POR VENTURA QUE NO ME SIENTO CIEGO!! ¡¡QUE, CERRANDO Y HABRIENDOSEME POR TRIPLE LOS OJOS, VEO LO MISMO SIN RECATO COMPLACIDO!!

-¡Sancho, vuestra calma se ha roto! pero, bien cierto es que del padre mar mediterraneo, un hijo suyo de plata no me suene que campe a sus anchas.

-Mi señor, que me siento de muy valiente, que si me tiene prestada de su confianza, bajo hasta la orilla de un periquete, que hasta mi asno se ve sonriente y de complacido.

-No puedo negar la confianza, que he depositado en vos Sancho, como la valentía que yo a un tiempo os presumia, quedaré complacido que satisfagas tus curiosidades por las orillas de estos mares, que yo desde esta meseta quedaré presto en vigilancias por si se dan daños a terceros.

Y, Sancho, baja la meseta escalonada mente mas contento que el día de su patrona, pues con martillo y cincel piensa arrancar unos kilos de plata de la orilla de ese mar, piensa que ya es hora de cobrar algunos adelantos y, con intereses de su contrato establecido como escudero andante, pero a medida que se acerca le crece la sorpresa con desgana, cuando observa de cerca aquello que parecía plata, era producto y reflejo de la luz con los plásticos del invernadero hacían de espejo. Mas la curiosidad cabreada por uno de aquellos pasillos se metió con su borriquillo.

-¡¡Que desgracia la mía, que de tos los síntomas del caballero andante me de contamina, investiguemos amigo jumento destas callejuelas petrificadas!!

Y, desde la meseta Don Quijote con su mano de visera derecha puesta en su frente, atónito observa a su fiel escudero adentrando se en ese mar de plata, como por arte de magia en unos trayectos flota y en otros a capricho se queda sumergido, decidiendo salir a su auxilio antes de que su alma se pierda en los delirios. Mientras tanto Sancho, se metía y salia por las portezuelas de los invernaderos, que conociendo oficio parecido, hace acopio de lo que la falsa plata esconde en sus entrañas.

-¡¡AAAH, FALSO Y ENGAÑOSO MAR DE LA PLATA!! ¡¡QUE ESTA NO ES VUESTRA RUTA DESIGNADA, ABTENEROS DE HACER DAÑO A MI ESCUDERO, SI NO QUEREIS REDUCIROS A CALDO CON EL FILO DE MI ESPADA!! ¡¿Sancho os encontráis bien?! ¡cuidado con la magia desta plata, que intenciones de cobrarse caro, con los mismos precios del mercado!

-¡Que noooo, mi señor, que esta plata no se de parece ni la que cagó la gata! de sus entrañas he cogido unos kilos de pimientos, pepinos y tomates, pa una buena pipirrana. Pues tenia razón mi señor, es tierra de mercadeo que yo he encontrao abierto.

-Sancho, lo que veamos con los ojos del corazón, aun con el ánimo del cobarde, no dejan de ser verdades.





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