-Mi señor, con los debidos respetos, lo de Dulcinea mucho se está haciendo de esperar-, ¡Callad!
-vuestra paciencia veo que no es tan grande como la cuerda que amablemente sujeta vuestro pantalón-, -sigamos caminando hasta la penumbra del medio día, encontremos un llano más despejado, quiero explicaros algunos detalles de esta vida, que entiendo, que aflige a los mismos paganos de cortas alegrías y, de esperanzas verdes hierbas, escasas que solo duran lo que tardan en degustar estos amables equinos en un prado, pero es la necesidad y, no olvidemos que son animales.
No lejos del lugar, hallaron una llanura verde con un rosal, un árbol seco y una cuerda suspendida en vertical apuntando hacia el mismísimo cielo, como por obra de un prestidigitador. -¿Veis Sancho como la divinidad nos envía un mensaje y, nos enseña el camino hacia el cielo?-, -Señor esto lo veo muy raro, mira que hemos pasado por tragaderas pero esta, que no la veo ni en kilómetros, me muerde la curiosidad, me asusta, valla ser que por esa cuerda baje el carpintero y esta ropa maloliente, rota, sin que decir de su armadura y su casco de barbero-.
-Veo que no sabéis nada de Jesús, que su humildad no se prestaba a protocolos, la sencillez de palabras y sus ropas repelían todos los oros-, -Sancho subiré por la cuerda, el calor me ayudará como un globo y mis manos con el arte del escalador moderno, podré divisar desde las alturas, las humildes habitaciones de la familia de los más venerables carpinteros y dios como es una misma cosa, sus privilegia dos balcones desde lo ven todo.
Nuestro Don Quijote, entusiasmado por creerse elegido, sacó fuerzas donde jamás las encontraría, se agarró a la cuerda suspendida y comenzó a trepar, increíble el progreso en la ascendencia vertical, cuando alcanzado 500 metros, fue interrumpido.
-¡Mi SEEEEEeeeeeeñooor!, ¡¿Queeee veeis?!-
-¡Al mismísimo Golum del señor de los anillos Sancho!-, -¡Bajo aquí hace frió y te cuento!-. Una vez bajado a tierra firme y recompuesto del frió, cuenta su historia.
-Es lo único que he podido ver, la cuerda era hacia arriba interminable, te hablare acerca de este hombre Golum. -Un día en la peor de sus miserias se encuentra una moneda de libre circulación y, dice que es suya, añade, mi moneda, mi moneda......pero se da cuenta que de estas monedas, las hay repetidas y también las quiere, descubre que hay múltiplos en papel de billetes de diferentes colores, que contienen muchas mas monedas, que también los quiere. Su satisfacción es grande pero dura menos, a medida que en su banco de la agonía amontona. Es tan insaciable que engaña a políticos para que los vientos le sean favorables, vive en la inmundicia de la soledad, solo cree que la amistad se compra con el dinero, como el cuando encontró su primera moneda y, la abrazo con todo el cariño, con el que jamás abrazaría a su madre.
-Mi Señor quiero subir yo también por esa cuerda-, -Bien te vendrá hacer ese ejercicio.
Evidente mente la gravedad que es caprichosa, le permite subir solo 30 metros, la mas difícil de sus penitencias y allí colgado.
-¿Que veis mi fiel escudero?-, -En seguida os cuento y bajo-, -Mi señor he visto desde arriba de tras de aquel monte a un yonki inyectandose un chute-, -Lo que habéis visto es a un desesperado rendido a la vida, que engañarían a su propia madre con el mejor de los abrazos, que a menudo que consume esa sustancia, quiere mas y mas, podría tener su propio banco, si capitalizara todos sus esfuerzos o al menos una caja postal, pero necesita mas para conseguir los mismos efectos propios de un banquero, como ves Sancho los psiquiatras tienen que ampliar conocimientos y los que son comunes a los yonkis, alcohólicos tienen que aplicarlos a la enfermedad del banquero-, -Mi señor aquel árbol está seco-, -Te aseguro que algún tipo de enfermedad acabó con el.