Aquella noche la luna andaba distraída, satélites se depositaban alrededor con sus diferentes experimentos orgánicos e inorgánicos, por las grandes industrias farmacéuticas, que seguramente dichos medicamentos, sin receta médica, con bolsillo bien tullido aliviarán dolores de cabeza, pero más por tener dicha cabeza, sin gravedad alejada de la tierra, donde no pesa pensamiento vano, porque su esencia no tiene forma ni presencia,,,,, palabras que sin duda presta: Caballero hidalgo.
Al atardecer, escondiéndose el sol, Babieca sentado al estilo Hemingway, observa cómo se viste la luna, con manto blanquecino, que oscurece dándole forma de sandia, en el horizonte contrario, en el epicentro de la noche se le ocurre una idea, para poder alcanzar a su dicha prometida, -Si le pido a mi dueño señor unos dineros, compraré unas hectáreas de tierra, las sembraré de arbolitos y, cuando crezcan haré los oficios de leñador, construiré una escalera tan alta ó pensándolo mejor una caña de pescar, por la noche algunos felinos cazan ratones, porque son pardos, como mi color, que soy descendiente de caballo moro y yegua cristiana, hasta podría llevar cartera de embajada, como hacia un antecesor de mi amo.
Lejos de allí, un pollino jumento, que no tenía más de cátedra que su albarda, pero en ella albergaba los mejores alimentos sazonaos, pan más duro que la momia de Ramsés, pero con palabras del ilustre hidalgo, entre muérdago, mordisco con bocado, mas siendo centro de atención de caminantes atareados, hasta el mendrugo más duro se rinde a palabras alentosas de humedad inteligente, dice Quijote: -, De las idas, de las avenidas, que corazón endurecido que no esté ciego de la vista, que viaje igualmente en invierno que en verano, que dicho pan de humedad excede en invierno y, que en verano el exceso de dicha humedad este se lo cobre, pues no hay alimento más equilibrado. Sancho acariciaba su burro, aquella sabiduría le daba garantía de cobrarse Ínsula. Babieca que es dueño de esta historia ó al menos protagonista, sin estarlo está, demasiado tiempo en la luna, pero con las herraduras echando las cuentas de la lechera.
Bien cierto es que cualquier camino, que este caballo educado (Babieca) a la antigua usanza desemboque, empezará haciendo se preguntas, tendrá tiempo para reflexionar que de dicha reflexión, será proporcional al tiempo y valoración de lo material, que se dejó llevar por la doma, dicen de un santo oficio, ,,,,,,, pero, bueno esto es solo una suposición. Rita la cantaora del lugar, recitaba la canción que más le gustaba, solo había un detalle que no le gustaba, cuando la canción decía “¡Ese toro namorao de la luna! “ .
Hasta fue capaz de preguntarle a dicho torito si eso de la canción era verdad y, este le respondió; -,Mira, majete en la plaza ya, me cogiste alguna confianza pero bebe agua fresca de esta fuentecilla , más tranquilo más calmao después te explico; -,Ves esa vaquilla de lunar blanco, esa es mi lunera, la de más abajo es la origá , la de más allá es la negrilla. Perdón dijo Babieca, -,pensaba, creía,,,,,,,,,,,, la luna me alumbra por la noche gratis sin ningún reproche, en cambio en la cuadra la luz eléctrica me es limitada, empiezo a pensar que de mi amo soy vanidad, un juguete ocasional que le sirve pa conquistas, - Torillo le responde; -,Mira qué bueno que estés enamorao, los primeros pasos de la dicha de la vida, pa tu pensamiento autónomo, sentirás los primeros cañoncillos que, se harán alas, es posible que puedas volar. Rocinante que no andaba lejos, no pudo evitar oír tal conversación y, con la misma gallardía de su sueño, este con mesura educada, atrevida, a Babieca le dice; -Si de las cenizas con esperanza renace el ave Phoenix, cuando seas caballo alado, te llamaremos Pegaso.
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