viernes, 29 de agosto de 2008

PINCELADA DEL ESCUDERO "SANCHO" cap 6


- Es posible, que este escudero, recién parido de su madre, tomase contacto con la tierra, empezase a sentir ese sabor terráqueo oloroso, y esta además, le contase biblioteca universal de equilibrios de nuestra naturaleza, hasta es posible que siendo pequeño, se subiese a la yunta del arado invitado por su padre, apoyando sus piecitos en la parte superior de la reja de ese arado y sus manos en la barra que une las manillas de esa yunta, viendo las manos de su padre encallecidas, con los mismos surcos que deja la besana arriba, besana abajo, tirada por ese par de mulos (Capitana y Voluntario).


Como la pareja formada por Rocinante y su compañero Asno, diferentes personajes envueltos en una misma historia de idas y vueltas, como circula la sangre oxigenando una esperanza que no llega y aflora en un sollozo rico de palabras que hacen sentir a cualquiera el más libre de la tierra, sin importarle la opinión masificada de ovinos que se dejan esquilar la lana, complacidos mucho más que ignorantes. De niño manchado de esa sabida tierra, puede que sus padres se vieran obligados por el qué dirán a llevarlo pa que lo enjuaguen y eliminen esa tierra que hablaba con él, en esa palancana en la que todos nos hemos llevado ese sobresalto de muy niños en capillas xis tinas y, no nos hubiera importado blasfemar un poco, a esa tierra también le haría dicha pregunta, pero como siempre la humildad de sus padres, única verdad escrita en unas manos encallecidas, más preocupadas por el sustento de los suyos, que por la gramática de la tierra, que solo entiende que si se le alimenta bien ella nos devuelve los frutos.


Por eso nos dice que una tierra bien equilibrada, tierra que nos acuna y enseña nos acogerá en su seno para que los venideros y los que se fueron alternen esa besana arriba, esa besana abajo pa que florezcan los girasoles que buscan la verdadera luz, que solo ante esa verdad de la luz del sol, se inclina la cabeza, lo demás es humillación depresiva para el sufrimiento de unas carnes servibles en un escaparate a precio que marcan los villanos mercaderes. Hoy estamos balanceándonos en un columpio y, tenemos de base de apoyo, en un extremo lo tradicional y en el otro se dice que una idea progresista, somos la reja que se hunde en la tierra, unas veces para labrar la tierra otras para se nos confunda con el plumaje del avestruz.

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