viernes, 12 de febrero de 2010

LAZARILLO DE TORPES cap 48




Por la comarca de Valladolid, aparecen los intrépidos incansables, por laderas, montes y pinares. Horas lleva nuestro hidalgo murmurando, hablando consigo mismo, en su particular mundo planetario, viéndose siempre acorralado por tanta desdicha en el camino que ofrece la tan singular vida. Y, murmurando sobre su caballo Rocinante, sintió como que un ruido desconocido, le venia por detrás, a escasos metros de ellos. Creyó ver al girarse, un gigante libro, ocupando toda la carretera comarcal, dando botes y, en cada bote este libro se habría por la mitad, como queriéndoselos tragar.

-¡¡SANCHO!! ¡¡AVIVA TU RUCIO, EL CARCELERO DE LOS TIEMPOS QUIERE ATRAPARNOS, ENCERRARNOS EN EL LETARGO Y TROCEARNOS EN DIMINUTAS LETRAS, LEJOS DEL CONOCIMIENTO, ARROPANDONOS CON MULTIPLES CAPAS DE POLVO EN EL TRASTERO DE LOS OLVIDOS!!! ¡¡Y, ATACA POR LA ESPALDA COMO VIL COBARDE, SIN BUENAS INTENCIONES ALEJANDOLO DE SER TODO UN CABALLERO!!!!!!!!!

La tranquilidad del pobre Sancho se había roto, llevándose tal susto, más por el ruido de su señor que, de las amenazas de un libro que no pudo ver.

-¡AAHHYYYY MI SEÑOOOR!!!

-¡¡SANCHO, SEPAREMONOS!! ¡¡GIRA A TU DERECHA QUE YO LO HARÉ A MI IZQUIERDA!! ¡¡VENDEREMOS CARO LA AMENAZA DE ESTE PRESIDIO!!

¡¡LA DIVINA PROVIDENCIA NOS ACERCARÁ MÁS TARDE EN ALGÚN LUGAR DEL CAMINO!!!

Sancho, vuelve a mirar hacia tras y, una vez más no ve nada, se queda quieto con su rucio al pié de la carretera, viendo como su señor se aleja perpendicularmente de la carretera, perdiéndose entre unos pinares verdes. Pero la vida ofrece casualidades, que casualidades ofrece la vida. Unos instantes después, Sancho miró nuevamente hacia donde su señor había visto algún peligro, pues un ruido sospechoso se dirigía hacia el por el camino. Era tal la velocidad con la que se acercaba, que con la misma el se santiguaba.

-¡Hay mi rocín, que va ha tener razón mi señor y a ese libro, con nosotros se va ha tomar el primer almuerzo!!

No muy lejos de allí, nuestro hidalgo caballero, llegado a un riachuelo, con aguas transparentes y sus orillas como las esperanzas verdes. Rocinante, clavó sus herraduras en aquel lugar, negándose a continuar y con ganas de reclamar sus derechos sindicales, más revisión de contrato.

-¿Por qué paráis Rocinante? ¿Es que quieres que, engrosemos en las listas del soldado desconocido?

Rocinante, hacia oídos sordos, bebía agua cristalina, con la misma felicidad que los bebes maman de su biberón.

Mientras tanto, Sancho corría otras suertes. Un furgón destartalado, con un matrimonio de jóvenes gitanos, se acercaba a la altura de Sancho. Este furgón venía con una rueda trasera reventada, de tal forma que lo que quedaba de dicha rueda, era un trozo de cubierta que golpeaba dicha carrocería a medida que esta giraba. Sancho, se quedaba más tranquilo, pero el ruido aún le mosqueaba, tanto era así, que la furgoneta paraba a su altura, al ver el susto en la cara que Sancho reflejaba.

-Miiiiira Liboooorio, que carita tiene ese paaaayo, con la misma cara que su borriiico.

-Dulgeenia, coge datras en la caja un racimo de uvas, haber si asina se le va el susto.

Este matrimonio con fruta fresca, como las uvas (posiblemente de Alicante)

-Andaaa paaayo, coge estas uvas pa ve si te cambia el color de la cara, que la tienes como el simblante de tu borrico.

-Gracias, mil gracias,- ¿Ustedes no de habrán visto un libro gigante pegando saltos por estos caminos?

-Aaaaaay Liboooorio, arranca la fregoneta que hoy llegamos tarde al mercadillo.

-Si, amonos que a este paayo, la dao unaire.

Sancho, con las riendas de su rucio en una mano, y en la otra, el agradecido racimo de uvas, sigue el rastro que dejó el ilustre hidalgo. Encontrándolo en dicho arroyuelo.

-Dichosos sean los ojos con los que te veo mi fiel escudero, veo que de momento, hemos dado esquinazo al sabueso libro.

-Si, mi señor, dese libro de tiene que ser más canso y pegajoso quel del Paco Umbral. Y, además, dos ángeles caídos del cielo me han dado este racimo de uvas frescas que, ahora mismo nos las compartimos. Ya librados de que nos expriman en letras, también quedan libres estas uvas de exprimirlas, convirtiéndolas en vinos y vinagres.

Repartido aquel racimo de uvas y, mitad en mano de Sancho, mitad en mano de D.Quijote y, este con la mirada perdida en el horizonte. Mirandole Sancho haber si vuelve. Ni corto ni perezoso, Rocinante con habilidad, coge el medio racimo de la mano de su jinete DQuijote, el rucio hace acopio, también coge el medio racimo de Sancho, endulzando el paladar de dicho día.

-Sancho, en mi frente siento la brisa fresca, del movimiento de que deja la página desta vida.

-Eso, mi señor, de quiere decir que el libro está a su albedrío, navegando por las tierras, los mares y aires.




7 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Suerte tuvieron los gitanos de no ser embestidos por el ingenioso hidalgo.

Saludos.

maría dijo...

gracias por tus palabras..

arradiopatio dijo...

Que capitulo mas graciosismo me reido muncho con los gitanos que ivan al mercaiyo,alomojor ivan pal de portoyano mañana.
Pero que injenio ties pascrivir amiguete.

virgi dijo...

¡Sí que tienen miga estos capítulos
A ver si los sindicatos solucionan lo de Rocinante, que lleva mucho recorrido, pobre, sin derechos que lo asistan.
Besitos (me quedo con las uvas, thanks)

terry dijo...

La vida de por si ya es una suerte, hoy tocaba uir a nuestro hidalgo de su propia realidad.

Gracias TORO.



Eva, gracias por tu visita.

Besos.


Arradiopatio, ese ingenio le pongo, para que esas estatuas que hay ahí en tu tierra, recobren vida.

Saludos.





Virgi, mucho me temo, que los sindicatos ultimamente flogean un poco para con nosotr@s. Para los animales tendrá que llover.

Besos para ti tambien

La Guardiana Del Oráculo dijo...

Que listo es el Roci, jejeje...
Ingenioso y divertido, como siempre. Un beso.

cristal00k dijo...

Sólo título ya es de premio Terry.
Ay! los gitanos! de todo menos torpes...

мι ℓιѕтα ∂є вℓσgѕ