viernes, 29 de agosto de 2008

QUIJOTE ENSEÑA NATACION cap 7


-Sentado, reflexivo, Don Quijote miraba fijamente a Sancho, recodaba los que aceres de la hacienda, que tiempos atrás desempeñaba, con monótona repetición, si privilegiado lo fuera entonces, ahora implicado en tales aventuras, lo era más, la placentera locura que solo abriga pensamientos en verano cuando mas pega el solano, en esa sierra morena, que solo las bellotas alimento alguno les genera, mas el Jándula la garganta les refresca, agradecidas lo son las sombras que de oídos quietos acogen tales sermones. –Dice Sancho- ;-Mi señor, aprovechando que estamos en este rio, -¿Le parece cambiar la dieta de bellota por la de salmón?-. –¡Añádele de paso el ahumado!- -Comenta Quijote-, -Pero mucho me temo que por estas latitudes y altitudes, dicho manjar que me ofrecéis para cenar, a un barbo ten gais que disfrazar y con suerte, digo mucha suerte si pescamos una trucha, pues a estas horas están en la ducha-.


–Creo que también nos vendría bueno un chapuzón-, -Añade Sancho-. -¿Sabéis nadar escudero? , - Contra corriente es difícil en la vida, cuantas veces lo he intentado, señor-, -Pues no hay más grande aventura que ir en esa dirección-.- Cuando decimos que es tontería, ir contracorriente, recuerdo que ese es el único, quizás, camino que nos queda, además, tenemos un referente, El Salmón, tiene una conducta, nosotros conocedores de una situación, podemos nadar contra corriente, saltar al cauce de más arriba, una vez llegado a la altura de las montañas, a esa altura que cuesta respirar, soltamos toda una semilla de palabras, la mayoría de ellas se perderán, al igual que la semilla del salmón, es precisamente en lo alto de la montaña donde mejor claridad emocional dispensamos.


–Pero en tal empresa de aventuras, nos podemos quedar en medio del camino digo rio-, -Sancho, eso es la fuerza de la corriente, que con derecho no reconocido cobra sus dividendos-.-La verdad solo tiene un color, clara y transparente como el agua donde se nada, ¿Quién necesita la oscuridad para vivir? Y ¿hacer leyes para seguir en la oscuridad? como somos mortales, al final del río, cauce a bajo todos tenemos las tablas numeradas (el fin de nuestra existencia), como el salmón, la cuestión es si preferimos estar domesticados en una pecera ó dar coletazos con nuestra siempre mente joven en este río “de vida”.

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